Medicina Natural: Las enfermedades autoinmunes

Medicina Natural: Las enfermedades autoinmunes

Medicina natural: Las enfermedades autoinmunes

Desde la perspectiva de la medicina natural, todas Ias enfermedades clasificadas por la medicina moderna como enfermedades autoinmunes tienen una misma causa y un mismo tratamiento. La diferencia de los nombres con los cuales se identifican estas enfermedades está en el síntoma que se manifiesta, el cual es diferente en cada persona, además de factores genéticos de su herencia orgánica. Para estas enfermedades la medicina moderna no tiene medicación que cure. Los antiinflamatorios esteroidales y otras drogas que se utilizan, son en su mayoría inmunosupresoras y hacen que el paciente se exponga a una gran cantidad de otras enfermedades y condiciones. La supresión del sistema inmunológico expone a la persona a infecciones broncopulmonares, a pérdida excesiva de la masa ósea, glaucoma, cataratas, diabetes y daño a la médula ósea. Todas las enfermedades autoinmunes se pueden curar o mejorar sustancialmente si el paciente recurre a los medios naturales y aprende a combatir la condición y a controlarla hasta librarse de ella.

La medicina moderna no ha podido determinar la causa de estas enfermedades. Primeramente, necesitamos conocer la causa para saber cómo evitar su arraigo. Las enfermedades autoinmunes tienen una causa común y, con muy poca diferencia, el tratamiento y la prevención son los mismos. Todos heredamos tendencias reumatoides debido a la mezcla de razas que propenden a la aglutinación precoz de las plaquetas de la sangre y por consiguiente, a la aglutinación de radicales sedimentarios y de proteínas insolubles en la circulación sanguínea. Estos radicales se unen a los aglutinógenos y atraen proteínas formando coágulos de sedimento que inflaman las articulaciones y espesan la sangre. Cuando la sangre contiene sedimento, tiende a depositarlo en lugares donde la capilaridad vascular es menor y esto causa que el tejido afectado se inflame dolorosamente. El sistema inmunológico ataca a los radicales libres a fin de destruirlos y así librar al cuerpo de la amenaza latente. De esa manera se detiene el progreso de la enfermedad por algún tiempo. Esa lucha causa los síntomas agudos de dolor. Si durante esa etapa se utilizan medicinas a base de cortisona, como se acostumbra en la medicina moderna, se produce un alivio temporero porque al detener o suprimir la acción del sistema inmunológico en contra de la sedimentación, se detiene simultáneamente la guerra establecida contra la enfermedad. Esta acción detiene el proceso natural de destrucción y eliminación de la materia extraña, lo que aumenta en gran proporción, la cantidad de radicales circulantes acumulándose en la sangre y causando la inflamación de las articulaciones y la destrucción del tejido sinovial. Los cúmulos de proteínas que se aglutinan circulan en la sangre y se depositan en las arterias y capilares del cerebro, de la vista y de otros órganos vitales. Por eso, muchas personas cuando desarrollan artritis u otras enfermedades autoinmunes, ven que sus facultades visuales, mentales, intelectuales y motoras sufren una merma proporcional al progreso de la enfermedad.

Causas de la sedimentación en el cuerpo:

Tan pronto se produce el balance químico del lado ácido al alcalino, se siente una agradable sensación de bienestar y salubridad por todo el cuerpo. Los agentes causantes de la alta sedimentación son los radicales de las proteínas, de los minerales y de otros compuestos químicos que se consumen con la alimentación. Los radicales no existen en la naturaleza como agentes benéficos y por su relativa capacidad de dar o recibir protones o electrones son inestables y tienden a unirse a moléculas no metabolizadas formando enlaces fuertes de sedimentación. En cuanto más radicales se unen a la circulación más sedimentación se formará en la sangre y se acumulará en los tejidos.

Enemigos y aliados

Debido a que el sistema inmunológico es el mecanismo natural que organiza la guerra contra toda proteína extraña que invada el cuerpo, tan pronto este sistema detecta la presencia de estas proteínas que le hacen daño a los tejidos, se inicia una reacción para destruirlos, des-naturalizarlos, metabolizarlos, catabolizarlos o inactivarlos. A esta acción se unen los órganos filtros, el hígado y los riñones. En la artritis reumatoide así como en todas las enfermedades autoinmunes que incluimos en esta exposición, el sistema inmunológico toma acción sobre órganos vitales donde la sedimentación se acumula. En el lupus nefrítico que es una de las formas de artritis donde los riñones acumulan sedimento, las proteínas plasmáticas sobrecargan las nefronas, las atacan y destruyen peligrosamente. Los residuos de urea invaden nervios y músculos, huesos y tejido conectivo produciendo una dolorosa inflamación en todo el cuerpo.

Primer paso

El primer paso a dar para evitar que la artritis se agrave y destruya el tejido conectivo es excluir de la dieta todos los alimentos o comestibles de alto contenido proteínico. Al excluir las proteínas se detiene la ingestión de productos que pueden aumentar la sedimentación y esto es beneficioso para que ocurra la limpieza y eliminación de radicales perjudiciales al organismo. Las proteínas que más aglutinación producen en el sistema son las prolaminas de la gliadina que se encuentran en el gluten de los cereales como el trigo, centeno, cebada, avena, maíz y arroz. El gluten es el aglutinante más poderoso que se puede ingerir y el que más fuertemente se adhiere al tejido de los órganos, nervios, músculos y arterias.

Segundo paso

Después de los cereales, el segundo lugar de importancia entre los comestibles que deben eliminarse están las carnes de animales muertos y los mariscos. Los productos del mar son muy altos en ácidos úricos y proteínas grasas. Además, los mariscos contienen cantidades altas de metales pesados tales como mercurio, plomo y cadmio que contribuyen a un tipo de sedimento tóxico muy difícil de eliminar del organismo. El ácido úrico es uno de los componentes principales de la artritis reumatoide y como señalamos, un elemento que hay que tomar en cuenta a la hora de la curación. Otras carnes como el pollo, pavo, la carne de res o de ternera, el cerdo o aves como el faisán o las codornices, el pescado y los mariscos deben eliminarse también de la alimentación de la persona que sufre de artritis, lupus o cualquiera de las enfermedades autoinmunes que hemos identificado al principio. La leche de vaca o cabra, el queso de leche, los huevos y todo tipo de productos derivados de animales como los embutidos, los "hot dogs" y las hamburguesas deben eliminarse también. Aquellas personas que creen que no pueden vivir sin comer carnes, tienen la opción de consumirlas por un tiempo si las preparan adecuadamente. A estas alturas de la lectura y ante la disyuntiva mental que debe usted estar creando al saber que la mayoría de los productos que se consumen en la dieta costumbrista de su país no deben consumirse para lograr curarse de cualquier condición autoinmune, la pregunta que debe venir a su mente es ¿qué puedo comer?

Tercer paso

La alimentación adecuada para bajar los niveles de sedimentación en la sangre, de los tejidos conectivos y de las articulaciones inflamadas, es una dieta de frutas no ácidas y de vegetales o tubérculos. En otra sección de este número incluiremos una lista de los vegetales a usarse, las combinaciones correctas entre estos y un recetario de alternativas de cocinas.

Estos vegetales, que al ingerirse adecuadamente, producen un balance mayormente alcalino en la sangre, se pueden consumir cocidos, horneados o hervidos porque contienen minerales orgánicos antioxidantes y porciones de proteínas que el organismo convierte en aminoácidos que se metabolizan sin dejar apenas residuos sedimentarios.

Al detener la entrada de proteínas de fuentes animales y de granos de alto contenido proteínico como la soya, los frijoles, los garbanzos y las lentejas secas, el organismo comienza a consumir las proteínas acumuladas junto con las grasas que se habían adherido a éstas, metabolizando en todo lo que puede esos excedentes y eliminándolos de la circulación y por consiguiente, de las articulaciones inflamadas. En un período de entre 24 a 36 horas se pueden notar los primeros cambios favorables y en el término de un año deben haberse normalizado totalmente todos los parámetros de la química sanguínea y por consiguiente, los molestos síntomas de la enfermedad. Tan pronto se produce el balance químico del pH de la sangre del lado ácido al alcalino, se siente una agradable sensación de bienestar y salubridad por todo el cuerpo. Desaparecen la inflamación y el dolor y se recupera la energía perdida. Esto, si no ha habido un historial de esteroides y medicamentos químicos antiinflamatorios. La mayor parte de las personas que adoptan este tipo de alimentación decide continuarlo al percatarse de los beneficios que se obtienen. Usted puede tomar su decisión individual de acuerdo con su criterio y experiencia. Cuando se eliminan los aglutinantes de la sangre y se alcanza el nivel de pH más alcalino posible, todas las enfermedades o deficiencias que hayan existido en el organismo comienzan a desaparecer de in-mediato. La circulación general mejora y se recupera la energía perdida. Las fuerzas de las piernas aumentan notablemente lo que nos permite ejercitarnos adecuadamente. El cansancio mental y físico así como las deficiencias y enfermedades de la vista comienzan a desaparecer. Una nueva corriente salutífera corre por las venas y arterias generando una sensación de gran bienestar y de inmensa felicidad.

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